Ser abogado de oficio es un reto y una ilusión. Los jóvenes abogados realizan una labor esforzada y altruista, nunca bien agradecida.
Sin duda, la leyenda urbana de que los abogados de oficio ofrecen mal oficio no pasa de ser una maliciosa contaminación de quienes son veteranos. Ha de reconocerse que la veteranía y experiencia procesal es un gran aval en la defensa judicial pero se compensa con la ilusión, empeño y laboriosidad de los jóvenes abogados.